Información técnica para profesionales de la salud sobre el método AtlasPROfilax®
Un sistema fascial sano permite el deslizamiento de los diferentes órganos sobre los demás para permitir un correcto desarrollo funcional. Por ejemplo, la fascia de un músculo permite el deslizamiento respecto a los demás músculos durante la contracción. El deslizamiento de la pleura permite la expansión pulmonar y de la caja torácica al permitir que las estructuras se muevan unas sobre otras. Cuando el sistema fascial no está sano se producen restricciones de movilidad, que por el carácter continuo del sistema fascial podrán afectar a la función de otros órganos distintos situados a distancia.
Funcionalmente el sistema fascial incluye también a las meninges, siendo la duramadre la membrana a la que por sus características (mayor grosor y menor capacidad elástica) se le concede una mayor importancia. Algunos autores denominan a las meninges como Sistema Fascial Interno y al resto del sistema fascial Sistema Fascial Externo.
El tercer componente del tejido conectivo es el conjunto de células, divididas en dos grupos: células fijas y células libres. Entre las primeras se encuentran los fibroblastos, cuya función es la de producir elastina y colágeno, y las células adiposas, cuya función consiste en almacenar lípidos para posteriormente liberarlos a la sangre y obtener energía.
En cuanto a las células libres podemos encontrar macrófagos, que se “comen” las células dañadas y resto de sustancias de desecho cuando existe una lesión y participan en el proceso de reparación del tejido dañado, y mastocitos, que participan en la tarea de renovación de la sustancia fundamental, ya que su función es la de liberar ciertas sustancias necesarias para el proceso de reparación o cicatrización, particularmente producen histaminas, serotonina y heparina en las primeras fases de la respuesta inflamatoria.
Dentro de la fascia profunda se establecen distintos niveles:
Partiendo de la base de la existencia del sistema fascial capaz de integrar cada estructura del cuerpo, ya sea a nivel microscópico como macroscópico, nacen diferentes corrientes terapéuticas que tienen como objetivo común, entender al organismo de forma global como un todo y tener una nueva visión de la patología, que se asienta en la restricción y deformación macroscópica pero también celular del sistema fascial, para así poder desarrollar técnicas de liberación eficaces capaces de devolver al cuerpo su capacidad de movimiento y en consecuencia recuperar la salud.
Aunque cada una de estas corrientes tiene unos determinados principios teóricos sobre la patogenia y la acción terapéutica, todas ellas nutren los principios teóricos del método AtlasPROfilax®, que lejos de entrar en discusiones teóricas o dogmáticas, ha sido capaz de tomar la esencia de cada una de ellas e integrarlas para así poder entender mejor el gran potencial terapéutico del propio método.
Leopold Busquets añade algunas nociones interesantes como la inclusión de la duramadre y de las fascias viscerales. Él también establece la existencia de una cadena estática posterior (CEP), que considera que está formada por elementos de tejido conectivo como la hoz del cerebro, el septo nucal y la fascia toracolumbar entre otras, pero establece también otras dos cadenas estáticas, la visceral y la neurovascular, con lo que da gran importancia al tejido conectivo o fascial frente al muscular. También considera que existen unas cadenas dinámicas de flexión, extensión, apertura y cierre.
Imágenes de cadenas musculares tomadas de L. Busquets. Las cadenas estáticas, en amarillo la CEP y la C. neurovascular y en rojo la C. visceral, y las cadenas dinámicas, en naranja la C. de flexión y de extensión, en verde la de apertura y en azul la de cierre.
Otros autores como J. Pilates, Ida Rolf, Thérese Bertherat, Alexander señalan varios enfoques y interrealaciones del sistema miofascial. Por ejemplo, Godelieve Denys-Struyf, habla de la relación entre la mecánica y la estática corporal con aspectos psicológicos. Esta autora afirma que la función del cuerpo es expresar los aspectos psicológicos de la persona. También introduce el término cadena articular, como un conjunto de articulaciones que actúan de forma coordinada en los distintos movimientos. Las cadenas musculares asientan sobre las cadenas articulares y son el motor de las mismas.
En vista de lo descrito anteriormente podemos obtener distintas conclusiones. En primer lugar, la existencia de cadenas miofasciales estáticas y dinámicas, siendo las estáticas responsables de la postura. Estas cadenas miofasciales poseen gran cantidad de tejido conectivo que es más eficaz que el muscular para este cometido.
Aunque existen grandes diferencias metodológicas entre distintos autores no mencionadas aquí por motivos prácticos, existe consenso entre todos ellos en algunos puntos. Por un lado, todos coinciden en la importancia de las fascias en todo el sistema y en que el acortamiento de una parte de la cadena repercute en toda la cadena. Además, si observamos las cadenas estáticas en cada uno de ellos, nacen o tienen un punto crítico en la unión craneoespinal.
Desde el punto de vista del método AtlasPROfilax® podemos afirmar que el conocimiento de las cadenas miofasciales nos permite entender en un gran porcentaje cómo y por qué se producen cambios tan importantes y rápidos sobre la postura de nuestros pacientes y por qué se restablece la movilidad articular y se reduce el dolor en pocos días o semanas del tratamiento AtlasPROfilax®, incluso después de sufrir restricciones y deformaciones importantes. La eliminación del SRMS, la descompresión de estructuras fasciales con cambios bioquímicos en la zona de charnela atlanto-ocipital libera las cadenas musculares produciendo así un gran beneficio físico y psíquico sobre el organismo de nuestros pacientes.